Prolija Memoria
Sor Juana Inés De La Cruz
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Prolija memoria, 
permite, siquiera, 
que por un instante 
sosiegue mis penas. 
Afloja el cordel, 
que (según aprietas) 
temo que reviente 
si das otra vuelta. 
Mira que si acabas 
con mi vida, cesa 
de tus tiranías 
la triste materia. 
No piedad te pido 
en aquestas treguas, 
sino que otra especie 
de tormento sea. 
Ni de mí presumas 
que soy tan grosera 
que la vida sólo 
para vivir quiera. 
Bien sabes, tú, como 
quien está tan cerca, 
que sólo la estimo 
por sentir con ella, 
y porque perdida, 
perder era fuerza 
un amor que pide 
duración eterna: 
por eso te pido 
que tengas clemencia, 
no porque yo viva, 
sí porque él no muera. 
¿No basta cuán vivas 
se me representan 
de mi ausente cielo 
las divinas prendas? 
¿No basta acordarme 
sus caricias tiernas, 
sus dulces palabras, 
sus nobles finezas? 
¿Y no basta que 
industriosas crezcan, 
con pasadas glorias, 
mis presentes penas? 
¿Sino que (¡ay de mí, 
mi bien, quién pudiera 
no hacerte este agravio 
de temer mi ofensa!), 
sino que villano 
persuadirme intentas 
que mi agravio es 
posible que sea? 
Y para formarlo, 
con necia agudeza, 
con cuerdas palabras, 
acciones contestas. 
Sus proposiciones 
me las interpretas 
y lo que en paz dije 
me sirve de guerra. 
¿Para qué examinas 
si habrá quien merezca 
de tus bellos ojos 
atenciones tiernas? 
¿Si de otra hermosura 
acaso le llevan 
méritos más altos 
más dulces ternezas? 
¿Si de obligaciones 
la carga molesta 
le obliga en mi agravio 
a pagar la deuda? 
¿Para qué ventilas 
la cuestión superflua 
de si es la mudanza 
hija de la ausencia? 
Ya yo sé que es frágil 
la naturaleza 
y que su constancia 
sola es no tenerla. 
Sé que la mudanza 
por puntos, en ella 
es de ser propio 
caduca dolencia. 
Pero también sé 
que ha habido firmeza, 
que ha habido excepciones 
de la común regla. 
¿Pues por qué la suya 
quieres tú que sea, 
siendo ambas posibles, 
de aquella, y no de esta? 
Mas ¡ay! que ya escucho 
que das por respuesta 
que son más seguras 
las cosas adversa. 
Con estos temores 
en confusa guerra, 
entre muerte y vida 
me tienes suspensa. 
Ven a algún partido 
de una vez y acepta 
permitir que viva 
o dejar que muera.
De Tomo II, Segundo volumen (1692) Endechas
Este libro pertenece a la colección Leer Escuchando.
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A LibriVox Listener
que basura, que aprenda a leer esa pobre tonta