El diamante de la inquietud


Gelesen von Alba

Dirás, acaso, que el fantasma me venció en toda la línea.

No, amigo: ¡Yo vencí al fantasma!

¡Le vencí!, porque Ana María no se fue al dichoso convento a vivir exclusivamente para él; y por otra razón esencial, porque ahora iba yo a ser para el alma de mi amada el verdadero ausente, en vez del difunto... ¡Iba yo ella el muerto! («Vivants vous êtes des fantômes; c'est nous qui sommes les vivants!» -dijo Víctor Hugo). ¡Y los ausentes y los muertos siempre tienen razón! Una dorada perspectiva los transfigura, los torna sagrados... ¡Ah!, si algo llevamos de nuestras pasiones, de nuestros apegos al otro lado de la sombra; ¡si la muerte no nos deshumaniza y nos descasta por completo, el fantasma aquél que tanto daño me hizo, habrá tenido a su vez celos de mí en su lobreguez silenciosa! De mí, el ausente de su mundo, el amado después que él, el verdadero muerto...

*  *  *

Sesenta años he cumplido, amigo, como te expuse al empezar, y he amado muchas, muchas veces; ¡pero en verdad te digo que es aquella la vez en que amé más!


Este libro pertenece a la colecciòn Alba Learning.

Kapitel

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